Nutrición y Plantas Medicinales

Además de utilizar la amplísima variedad de vegetales con los que nuestro planeta nos obsequia como fuente de nutrición, el uso de las plantas medicinales para paliar diferentes dolencias es prácticamente tan antiguo como el ser humano. Los animales y los primeros homínidos ya las utilizaban guiados por su instinto y con el paso del tiempo han ido transmitiéndose de generación en generación.

De hecho, actualmente, los principios activos de muchas plantas de todo el mundo son extraídos y utilizados en grandes cantidades por las industrias farmacéuticas como uno de los componentes que forman parte de los fármacos.

Los principios activos de las plantas son aquellos compuestos que cumplen una función terapéutica al ser ingeridas.
En general, estas sustancias no se encuentran en todas las partes de los vegetales, sino solo en algunas; además, su grado de concentración varía de un ejemplar a otro y viene dado por el suelo en que ha crecido, por la forma de cultivo, el momento de recolección, el tiempo de secado y el procedimiento de extracción. De hecho, en muchas ocasiones, los mejores resultados no se obtienen de las plantas frescas, ya que el secado (con la consiguiente pérdida de agua), concentra los principios activos y aumenta su efectividad.

 

Como las plantas tienen sus efectos terapéuticos, no deben ser utilizadas de forma aleatoria o imprudente. De hecho, algunas de ellas son tan tóxicas que la dosificación tiene que ser extremadamente exacta y mínima, previamente calculada y conocida. Por eso, es importante consultar siempre con una persona experta en la materia antes de utilizar estos remedios naturales.

Cada planta tiene sus peculiaridades y su proceso óptimo de preparación, de manera que los principios medicinales de las diferentes plantas se pueden obtener a través de varios procedimientos, tanto para uso interno como externo:

INFUSIÓN

Se coloca la cantidad de una cucharada de postre de las hierbas deseadas en el fondo de una taza o en un filtro especial para ello.

Se calienta el agua sin que llegue al punto de ebullición y después se vierte sobre las plantas
Y se tapa para dejar reposar de 5 a 10 minutos. Después, filtrar (si se requiere) y tomar. Si se realiza más cantidad se debe conservar en un bote de cristal en lugar fresco, para consumir en uno o dos días como máximo para evitar que las plantas pierdan muchas de sus propiedades medicinales.

DECOCCIÓN

Indicada para las partes más duras de las plantas (cortezas, raíces, ramas, semillas, etc.), ya que por sus características los principios activos no se pueden obtener a través de una infusión. Consiste en hervir estas partes de las plantas de 5 a 10 minutos y después tapar y dejar reposar. Filtrar y tomar.

ACEITE

En una botella se ponen las flores o hierbas sin apretar hasta que lleguen al cuello, se  llena con aceite de oliva virgen de manera que este sobrepase en dos dedos el nivel de las hierbas. La botella tiene que estar 15 días al sol o cerca de una fuente de calor. Después, filtrar.

CATAPLASMA

Consiste en poner sobre la piel las partes de la planta indicadas, a menudos picadas previamente, para hacer una pasta que se pueda extender. Es preferible que la cataplasma tenga una temperatura superior a la del cuerpo, pero sin sobrepasar los 50ºC; así se incrementan sus propiedades y, además, se abren los poros facilitando su absorción. A veces, conviene ayudarse con sábanas, telas o gasas impregnadas con la planta.

OTRAS FORMAS DE PREPARACIÓN: zumos, baños, maceración, etc.

Las plantas medicinales pueden ser utilizadas para aligerar o curar multitud de enfermedades. En el caso de pacientes con cáncer, estas toman especial importancia como complemento para soportar mejor los efectos secundarios de los tratamientos médicos.

En concreto, las plantas nos pueden ayudar a:

  • Reforzar el sistema immunológico
    • Regular una buena digestión y evacuación de la comida
  • Facilitar la expectoración de la mucosidad del aparato respiratorio
    • Limpiar el hígado y los riñones para que realicen sus funciones de filtración de forma más fácil y eficaz
    • Favorecer un buen estado de la piel
    • Regenerar células y tejidos
    • Disminuir dolores
    • Procurar un estado de relajación que permita un mejor descanso

Es importante conocer la planta (o combinación de plantas) más adecuada para cada circunstancia en función de las características concretas de cada persona, por eso conviene que  informes muy bien de tu situación a la persona que consultes.

 

CONSEJOS PRÁCTICOS

  • Las hierbas no se limpian para ser desecadas. Una vez totalmente secas y cortadas a trocitos, se tienen que conservar en recipientes de cristal, y nunca en recipientes de plástico o de lata. Igualmente, se tienen que mantener preservadas de la luz. Conviene tener en cuenta que con el tiempo las hierbas pierden sus propiedades curativas.
  • Solo se cogen plantas sanas, limpias y sin insectos. Para la recolección conviene evitar campos abonados químicamente, zonas industriales, terrenos próximos a carreteras frecuentadas y riberas de aguas sucias o contaminadas.
  • Cuida bien la naturaleza. Para recolectar las plantas, no hace falta pisar las flores ni hojas ni ponerlas en bolsas de plástico, así evitaremos que las hierbas empiecen a sudar y al desecar se pongan negras. Momento idóneo de recolección de las plantas para garantizar su mayor concentración en principio activo:

– FLORES, al principio de la floración
– HOJAS, antes y durante la floración
– RAÍCES, se desentierran a principios de la primavera o el otoño
– FRUTAS, en su maduración